Ferrari no desveló la identidad de su propietario, pero en Villa d´Este supimos que era Daborah Mayer (de aquí el apodo del coche),
una piloto de la Ferrari Challenge que corre para el equipo Kessel Racing.

La nomenclatura JC de su nombre SP3, son las iniciales de John Collins, su propietario. El señor Collins, es el dueño de Talacrest, un Concesionario británico especializado en vehículos Clásicos de Maranello, desde el cual se han llegado a despachar más de 1700 Ferrari Clásicos desde su inauguración en 1989. Si nos fijamos en su silueta, descubrimos unos rasgos en su frontal muy parecidos a los del F12 Berlinetta, en cambio las salidas de aire y su trasera nos recuerdan a los del 812 Superfast. Unas aperturas situadas estratégicamente encima del capó, nos permiten ver las bancadas del motor V12 atmosférico del F12 tdf de 780CV. El resto de la carrocería está trabajado al máximo, después de un intenso año de trabajo en estrecha colaboración con su propietario, para lograr la máxima eficiencia de los flujos de aire que acaricien su silueta, uniendo a la perfección la eficiencia aerodinámica con la elegancia de este espectacular Roadster "One-Off".

Unos meses más tarde de su presentación, fue presentada una segunda unidad de este Ferrari, perteneciente igualmente a John Collins. Esta nueva unidad es prácticamente idéntica a la primera, aunque cuenta con una serie de diferencias muy notable, pues si la unidad de color blanco inicial contaba con el volante a la derecha, esta cuenta con el volante a la izquierda, a lo que se suma que carece del extraño esquema de color del primer ejemplar.

Este segundo ejemplar esta pintado en un tono de gris muy atractivo que cuenta con un espectacular acabado mate, rematado con algunos toques en color rojo, como es el caso de la base de los arcos antivuelco traseros o el dorsal lateral, que en lugar de ser un 3 ahora resulta ser un 7. El mismo número que aparece también en la placa de la matrícula.

Todo un homenaje a los Sport Prototipo de la década de los 60, como los 330 P3/P4 que lograron el triplete en las 24 Horas de Daytona de 1967, o los míticos Dino 206 S, de competición. Con el fin de desarrollar un vehículo con el ADN típico de Ferrari, la casa de Maranello ha utilizado la misma base del 488 GT3. Esto se traduce en un motor V8 de 3.9 litros bi-turbo, con una potencia que no se ha hecho pública, aunque sin las restricciones de la categoría de GT3. Para esta categoría de vehículos, la FIA/ACO, reduce la potencia a solo 550 CV, aunque el bloque del Ferrari P80/C puede desarrollar hasta 720 CV (similar al modelo de calle). El diseño exterior del Ferrari P80/C ha sido un reto importante, y aunque en su superficie encontramos múltiples detalles que nos recuerdan a algunos de los modelos clásicos de la marca italiana, lo cierto es que en gran medida el diseño del P80/C es totalmente nuevo.

Su carrocería debe cumplir todas las exigencias referidas a la refrigeración, así como generar una alta carga aerodinámica para tener un paso por curva envidiable. Muestra de esto último es su gran alerón trasero que pega el coche al asfalto, sin embargo es extraíble, con el fin de mantener una silueta más refinada por si su propietario quiere presentarlo en algún Concurso de Elegancia. Otros detalles aerodinámicos los encontramos en su frontal, donde vemos un diseño inspirado en el 488 Pista. De este hereda el sistema S-Duct, el cual se presenta como una gran entrada de aire que asciende desde el paragolpes delantero hasta la mitad del capó. De esta forma, el flujo aerodinámico pega el morro al suelo a altas velocidades. Además dispone, al igual que el GT3 de competición, de unas branquias de salida de aire sobre los pasos de rueda delanteros.

El habitáculo, heredado directamente del vehículo de carreras del que procede es totalmente espartano. Cualquier cosa que no esté orientada a la conducción y a extraer el máximo rendimiento del coche no tiene cabida. De esta manera, nos encontramos arneses en lugar de cinturones de seguridad convencionales, dos asientos tipo bacquet, un volante extraíble en el que el único botón destinado al confort es el del aire acondicionado y un cuadro de mandos digital donde aparece toda la información relevante acerca del estado del coche y que nos permita limar todas las décimas posibles al cronómetro. Este ejemplar fue encargado por un cliente muy especial de la casa, y si tenemos en cuenta la cantidad de tiempo que le ha llevado a Ferrari desarrollar este modelo, podemos suponer que se trata de un cliente al que no le ha importado esperar, si contamos que su desarrollo comenzó en 2015.

El proyecto Ferrari Omologata tardó un poco más de dos años en completarse desde la presentación inicial de sus bocetos, con imágenes que se inspiraron en una amplia variedad de conceptos que van desde el legado de competición hasta la ciencia ficción o la arquitectura moderna. La idea desde un inicio fue crear un diseño futurista con elementos propios reinterpretados de forma nítida, para trasmitir la fuerte connotación de un diseño atemporal que seguramente dejará una impresión duradera. Para conseguir esto, los diseñadores liberaron todas las posibilidades que ofrecía la plataforma del 812 Superfast, manteniendo solo parabrisas y faros como elementos preexistentes de la carrocería. El objetivo era aprovechar la poderosa configuración central delantera para ofrecer un diseño muy elegante, definido por volúmenes suaves y reflejos ondulantes, realzado con líneas gráficas nítidas, y solo alterado por superficie escasamente perfiladas cuando la aerodinámica lo requirió. El reto más complicado fue encontrar el equilibrio ideal entre expresividad y moderación, donde el Omologata tenía que rebosar presencia en la calle manteniendo un lenguaje formal muy puro.

Los asientos están acabados en cuero marrón oscuro Heritage Dark Brown y cuentan con un patrón único en la parte delantera y costuras de cruz plateadas. El habitáculo también es muy espacioso, y se extiende ininterrumpidamente desde el parabrisas hasta el maletero en la parte trasera, creando gracias a sus dos únicas plazas, una sensación única de ligereza y amplitud para los ocupantes. Los dos asientos traseros del GTC4 Lusso se han eliminado para agregar dinamismo a la línea fastback ultra elegante del BR20. La moldura de roble con inserciones de fibra de carbono adornan la bancada trasera y la plataforma para equipaje, que oculta un área de carga más profunda cuando se pliega en plano.