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![]() Una victoria de Portago, que sirvió para bautizar a una nueva saga de modelos...
Siempre que evocamos los triunfos españoles en el Tour de Francia nos paramos en aquel 1959, cuando el toledano fue el primer español en ganarlo... pero ¿fue el primero?. Bueno, si somos gente seria tendremos que decir que si... pero siendo un poco frívolos bien podemos sorprender a los contertulios de nuestra peña ciclista afirmando categóricamente, y también con toda la razón, que bueno, que lo que es el Tour de Francia, hubo un español que lo ganó antes...
En la edición del Tour de 1956, estaban previstas distintas pruebas respondiendo a este afán de variedad, completadas por más de 5000 kilómetros de enlace que formaban parte de la competición como queda dicho. Todo ello a disputarse entre los días 17 y 23 de Septiembre. No solo la resonancia de la prueba, sino los jugosísimos premios hacían que las inscripciones fueran numerosísimas. Finalmente fueron 103 los participantes que saldrían de Niza hacia la primera prueba cronometrada del día. No se podía pedir más en cuanto a marcas: Ferrari, Mercedes, Porsche, Jaguar o Alfa Romeo estaban presentes. Al volante nombres como Stirling Moss, Maurice Trintignant, Harry Schell, Rosier, Behra, Frere, Gendebien, De Portago, etc.
![]() Resumen de la Carrera, jornada a jornada: Día 17.- Desde Niza se acude a la primera gran cita. Prueba de Montaña. Subida al Mont Ventoux. 21.6 km cronometrados. Los Mercedes 300 SL comienzan apabullando.
![]() ![]() Son cuatro los que marcan los primeros tiempos: Pollet, Mairese, Moss y Cotton. Tenemos que bajar a la quinta plaza para encontrar al primer Ferrari, el de Alfonso de Portago. Los Mercedes dominan por tanto, pero el Tour no ha hecho más que empezar. La jornada se completa con el tramo de enlace hasta Nimes. Allí son ya cuatro los equipos que, llegada la noche, han tenido que abandonar.
Ese mismo día se disputa una segunda prueba de montaña, la subida al Peyresourde. En cuanto la carretera se empina, los Mercedes vuelven a imponer su ley y Pollet se adjudica la prueba. No obstante, el ser una carrera corta (solo 4.5 km) permite a De Portago, no sin penalidades, mantenerse entre los primeros de la clasificación que al término de esta segunda jornada vuelve a liderar Pollet. Los autos cubren el último enlace hasta Pau donde pernoctan solo 83 supervivientes.
Día 20.- 72 equipos supervivientes llegan a Rouen en cuyo circuito se disputa una prueba rápida de 52 kilómetros que resulta emocionantísima. En la salida las primeras posiciones las ocupan los Alfa Romeo de Schell y Frere marcados de cerca por De Portago; pero Trintignant, deseoso de recuperar el terreno perdido días atrás se muestra muy impetuoso y acosa al español hasta superarlo. En la maniobra de adelantamiento ambos autos se tocan. El Ferrari 250GT de De Portago sale a la hierba y resulta abollado, pero retorna a la pista donde la lucha es cerradísima. Trintignant parece escaparse pero aparece entonces el temible Mercedes de Pollet, siempre fuertísimo, que consigue mantenerle el rebufo. Mientras, De Portago ha iniciado una escalada y recupera terreno. En un emocionante final el español alcanza a los hombres de cabeza y superándolos in extremis, obtiene una nueva victoria que le otorga además el liderato provisional de Tour.
![]() Pero la jornada no ha acabado aún. La caravana parte hacia el cercano circuito de Reims donde aguarda una carrera nocturna de 100 km. Las prestaciones de la jornada diurna se repiten y nuevamente es Portago quien se impone por delante de Pollet y Trintignant. El español aparece destacado en la clasificación general.
Día 22.- Desde Aix-Les-Bains los 64 equipos que resisten en competición se dirigen a los Alpes. En la zona montañosa de Forez les aguardan veinte vueltas al exigente circuito de St Etienne que se anuncian como decisivas para la suerte de la clasificación final. Los pilotos llegan con el cansancio acumulado de varios días. De Portago sin embargo se declara "deseoso de contrarrestar su imperdonable error del día anterior", del que parece haber obtenido nuevos bríos. Y es así como al darse la salida De Portago se hace con la cabeza y marca un ritmo endiablado. Los récords de vuelta van cayendo: 2.14.8 en la tercera, 2.14.2 en la quinta, 2.14.0 en la sexta... El Ferrari aguanta bien el paso de las jornadas de esfuerzo. De hecho es el Porsche 356 de Jean Behra el único capaz de mantener relativamente este fuerte ritmo. Los Mercedes muestran signos de fatiga mecánica: Pollet y Moss apenas alcanzan a rodar en 3 y 4 segundos más lentos que el español.
Quedan todavía dos vueltas que el español debe cubrir no sin penalidades. Por detrás Moss se ha hecho con la segunda plaza y gana terreno. No obstante, en su afán de alcanzar al líder en los escasos kilómetros que quedan por cubrir, sufre un trompo que le hace perder algo de tiempo y todas las aspiraciones a la victoria. De Portago termina imponiéndose con algo más de un minuto sobre él. Pollet, no exento de problemas tampoco, acaba tercero. A pesar de las heridas Alfonso de Portago no puede estar más satisfecho: su cuarta gran victoria parcial le devuelve el liderato del Tour. En el enlace final del día hasta Vichy otra noticia importantísima para el resultado final: Pollet tiene que abandonar. Su mecánica se ha resentido en St Etienne de tal forma que le resulta imposible continuar. No es el único; también Rosier, Trintignant, Caze, y así hasta 26 equipos han tenido que rendirse este día a la dureza Alpina. Día 23.- Con la retirada de Pollet, Portago tiene ahora una relativa y confortable ventaja sobre el Mercedes de Moss que ocupa la segunda plaza de la general. Así que dejando aparte su natural fogosidad, durante la última prueba importante en el circuito de Montlhery (125 km) de Portago se dedica a controlar a su máximo rival. Por otro lado todas las mecánicas están ya lo suficientemente resentidas para que nadie esté en condiciones de grandes alardes. Nadie quiere correr riesgos a las puertas mismas de París, ciudad a la que finalmente solo logran llegar 37 de los 103 participantes iniciales. Y es así como el día termina marcando la mayor victoria de Alfonso de Portago como piloto de autos, que lo convierte de paso en el primer español en ganar el Tour de Francia.
![]() Ferrari bautizaría a partir de entonces con el apelativo “TF” (Tour de France), a la saga de nuevos Ferrari 250GT que saldría al año siguiente de Maranello, como homenaje a la gran hazaña que protagonizó De Portago con su Ferrari en 1956 en tierras galas.
Bibliografía: Histoire du Sport Automobile Forezien 1891-1960 (Tomo 1), de F. Reydellet Artículo "Grande de Francia" por R. de la Torre y E. Jimenez - Motor Clásico nº60 - Enero 1993) © Copyright 2003-2012 - Ferrari Club España
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